XXIII


Cuando perdí la razón de elegir
Elegí una razón para vivir
Para entre “humanos” sobrevivir
Sin la necesidad de ir a mugir

Y ahora los mujo por no rugir
Aunque mi cerebro esté por hervir
Y mi ángel se ponga para servir
Pues a menudo me toca resurgir

Soy cenizas para poder convivir
Soy Fénix sin un ingenio que ungir
Soy cabrón de “otro azul” malvivir

Pues, vivo... por lo de poder pervivir
Joderle al personal e inflingir
  Sin regir… un puñetero desvivir